7 de junio de 2011

El sentido de las cosas


Como todos sabemos, nuestros sentidos forman un quinteto: gusto, tacto, vista, olfato, oído. Pero ¿quién lo dirige? Por supuesto, el director, que es el último integrante de esta comitiva. En definitiva, es el tan mentado sexto sentido.


A veces asociado con la premonición, la corazonada, o directamente con la brujería, es gracias a él que podemos salir de situaciones a menudo bastante complejas. ¿Quién no conoce alguna de esas historias misteriosas, inexplicables, que encuentran un sentido, valga la deseada redundancia, en el sexto sentido? Yo lo ubicaría además como un ente espacio-temporal por el cual podemos cruzar tranquilos en rojo que total el auto está lejos. Algo así como una capacidad extra-sensorial que nos facilita nuestra existencia. Es la salvación propiamente dicha. Y, además, no suele sufrir lesiones o incapacidades.


Conocemos el caso del mudo, del sordo, del no-vidente, del resfriado y del manco. ¿Pero existe alguien que conozca al que carece del sentido supremo, rector de la fatalidad?

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